Después de muchos años de experiencia, primero como director finan- ciero y luego como director general de empresas de mediano tamaño, creí llegado el momento de afrontar mi propio destino como empresario por dos razones fundamentales: estimé que había alcanzado techo en mi desempeño como profesional por cuenta ajena y me desvelaba una inquietud por intentarlo después de tanto años cuidando negocios como si fueran míos, pero que no lo eran.
Conocí el coaching de negocios y vi la luz: Acompañar a empresarios a sacar adelante sus negocios con la ayuda de un método y un sistema. Eso era lo que había estado haciendo durante muchos años de forma in- tuitiva, ya que por el tamaño de empresas y los puestos en los que había trabajado propicios a obtener la confianza del empresario, siempre había tenido cerca a un empresario pidiéndome opinión, haciendo consultas o simplemente compartiendo sus problemas y sus dudas, porque la sole- dad del empresario a la hora de tomar decisiones suele ser absoluta.
Ahora se me presentaba la ocasión de hacer lo que había hecho siem- pre, de una forma profesional e independiente. Tenía formación, expe- riencia, adquirí formación como coach y lo que es más importante, tuve la suerte de encontrar unos compañeros de viaje con los que forme Impulso Coaching de Negocios. Cuando ocurrió todo esto era a princi- pios de 2008, un momento pletórico económicamente que se preveía que no podía durar, pero ni nos imaginábamos el alcance de la crisis que estaba a punto de empezar. Por resumir, en el peor momento para iniciar un proyecto empresarial ¡vaya!
Como digo tuve la suerte de encontrar compañeros de viaje, porque cualquier proyecto de este estilo necesita de mucha ayuda y colabora- ción, el primer año es una “travesía del desierto” que difícilmente se pue- de superar solo, a esto hay que añadir la comercialización de un servicio novedoso y las malas circunstancias económicas que vinieron después. A pesar de todo y como prueba de nuestro buen hacer y viabilidad del negocio, Impulso sigue aquí y creciendo.
El coaching se está convirtiendo en una tendencia de mercado, en una manera de trabajar, ya no se trabaja con proyectos sino con personas, los inversores apuestan por los equipos, hay que desarrollarles y entrenarles. Hay demanda para todos.